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Lima no es un pañuelo, es un manto tejido por una diversidad en expansión. Al sur, frente a Pantanos de Villa, artistas sarhuinos han pintado el gris con sus colores. Violeta Quispe y Gaudencia Yupari - madre e hija - nos dan la bienvenida a una Sarhua limeña. Su hogar-museo, que también es laboratorio, donde la tradición de la tabla de Sarhua, es libre de explorar sus confines en narrativa y forma, donde la memoria se vuelve arte cada día. 

Nos despedimos con el deseo anticipado de volver, y cruzamos los territorios sagrados de Pachacamac, para seguir bajando hacia Lurín. Donde los artesanos de Ichimay Wari llevan más de 30 años traduciendo las tradiciones de Quinua, en arcilla, textiles y retablos. Un legado cultural que esperan heredar a las nuevas generaciones locales. 

Estos focos de arte ayacuchano, junto a otros sitios, como el Santuario de Pachacamac o Pantanos de Villa, conforman una auspiciosa ruta para un encuentro en Lima Sur. ¿Vamos?